recuperado de El Independiente
Así será el «nuevo» Museo Sorolla: una ampliación de 2.200 m² y 6,5 millones de presupuesto
Tuvo que esperar para poder comprar el terreno y un poco más para permitirse contratar a un buen arquitecto. Pero en 1909, tras el éxito de varias exposiciones en Estados Unidos, vio que había conseguido lo necesario para poder pedirle a Enrique María de Repullés un proyecto acorde a lo que él tenía en la cabeza.
El solar que había comprado, y que años más tarde amplió con otro colindante, estaba en el antiguo Paseo del Obelisco, hoy Paseo del General Martínez Campos de Madrid, y aunque tenía toda su confianza puesta en el arquitecto, no dejó de estar atento a todo lo que ocurría desde que comenzaron las obras en 1911. Incluso dibujó cómo quería que fuese la fachada de la vivienda familiar.
Él era Joaquín Sorolla y Bastida(1863-1923), por lo que sus peticiones distaban de las habituales. Quería una casa para poder estar cómodo con su mujer y sus hijos pero también un estudio bastante amplio, así que la distribución era algo más complicada. Pero Repullés supo contentar al pintor valenciano y hacer en aquel lugar, el hogar que ellos estaban buscando.
Allí estuvieron, y fueron felices, algo más de una década pero, tras la muerte del pintor en 1923 y después la de su mujer en 1925, esta pasó a manos del Estado español. Y así lo habían querido ellos, fue en el testamento de Clotilde García del Castillo, su mujer, en el que se especificó que donaban tanto la casa como las colecciones para que se creara un museo en memoria del pintor.
«El próximo 1 de octubre cerrarán sus puertas para poder llevar a cabo el final de un proyecto que ya empezó en 2022 y que quieren acabar en 2026»
Desde entonces, sus puertas se abrieron a principios de los años 30 tras una pequeña remodelación y con el hijo mayor de ambos como director, por sus salas han pasado miles de personas pero siempre han tenido problemas de organización. Al final, se trataba de un edificio pensado como residencia familiar por lo que las exposiciones se veían siempre muy condicionadas por el espacio y no disponían de los metros necesarios para las zonas de administración y otros servicios que fue necesitando el museo.
Por lo que ahora, casi 100 años después de su apertura, han decidido ampliarlo y, aunque manteniendo la esencia casa del pintor, renovar el edificio de 1911 donde vivió junto a su familia. Las obras ya han empezado pero falta el grueso del proyecto y por eso han anunciado que el próximo 1 de octubre cerrarán sus puertas para poder llevarlas a cabo. Con una inversión total de 6,5 millones euros, y gracias a un proyecto del estudio de arquitectos Nieto Sobejano, la que fue la casa del pintor se hace un lavado de cara y además amplía su espacio hacia la calle Zurbano en más de 2.200 metros cuadrados, que podrán visitarse a partir del 2026.
«Desde el ámbito arquitectónico, el proyecto de ampliación le permitirá dotar a la institución de unas áreas y servicios de los que carece en este momento. Los nuevos espacios de ampliación se sitúan colindantes con el actual Museo Sorolla«, explican en su página web sobre los terrenos y dos plantas que Cultura compró en 2009, que se sitúan en Zurbano 68, y que «permitirían duplicar las dimensiones del museo y mejorar las circulaciones y todos los servicios de la institución, tanto públicos como internos».
Y al mismo tiempo, reformarán la que fue la casa familiar de los Sorolla porque, como aseguran, «necesita una rehabilitación integral de su arquitectura e instalaciones dado el desgaste y la obsolescencia que el edificio presenta». Lo hacen, dicen, porque consideran que la pinacoteca debería prestar una «serie de servicios, tanto al visitante como a los bienes culturales que custodia, que no es posible ofrecer en la actualidad o que se realizan en condiciones muy limitadas por contar con espacios muy restringidos y condicionados por su carácter histórico». Además de dotar de accesibilidad, con la que hasta ahora no contaba, a este edificio.
Y podrán permitirse reformar ese edificio principal porque la ampliación les va a proporcionar desde nuevas salas para exposiciones temporales, «donde la versatilidad, funcionalidad y contemporaneidad del lenguaje arquitectónico empleado serán algunos de los valores definidores de las mismas», hasta almacenes para poder albergar los más de 9.000 bienes que contiene esta colección, entre los que se encuentran 1.400 pinturas de Sorolla «que encontrarán aquí el cobijo adecuado para su óptima conservación».
Además, un taller de restauración, una cafetería, un muelle de carga, un nuevo vestíbulo y hasta un salón de actos. «Este estará marcado también por la versatilidad, dispondrá de todos los elementos necesarios para poder desarrollar todo tipo de actividades científicas y culturales tales como conferencias, congresos, proyecciones audiovisuales, conciertos, actuaciones… Dispondrá de cabinas de traducción simultánea y un patio de butacas móviles para poder aprovechar al máximo el espacio según las necesidades del momento», aseguran.